viernes, 16 de diciembre de 2011

MINIEMPLEOS, LA PROSTITUCIÓN DEL MERCADO LABORAL

Recientemente es noticia la posibilidad de que España acoja en su oferta laboral los llamados minijobs o empleos de escasa importancia.

- ¿En qué consisten? – Por un lado, el salario máximo de esta fórmula de empleo no podría alcanzar más de 400 euros, de los cuales el trabajador tendría que aportar el 4,5% de su retribución si quisiese ampliar las coberturas de jubilación e incapacidad temporal. Igualmente, el asalariado tendría derecho a vacaciones pagadas y podría compatibilizar más de un miniempleo al mismo tiempo. Por otro lado, para beneficio de los empresarios, ya que disminuye la deducción total, en este caso tendrían que abonar el 2% a Hacienda y el 28% a la Seguridad Social, por un total de 120 euros.

Hace ya algún tiempo que llevo escuchando a nuestros mayores la expresión “a este paso se va a acabar trabajando por el pan”, pues bien, parece ser que ese momento puede que esté cerca y como vaticinaban las voces de la experiencia, se cumpla. Con esto, hoy encontramos a muchos jóvenes formados trabajando en sectores que poco o nada tienen que ver en base a la preparación obtenida. Además, esa contratación por lo general es temporal, teniendo que pasar gran parte de su juventud con renovaciones o deambulando de una empresa a otra hasta encontrar un empleo estable, sin poder planificar su vida hasta entonces. Y ésta, es una situación bien conocida, ya que España es el país europeo con números récord en contratación temporal.

Pues bien, a esta clara situación de precariedad laboral se le suma los miniempleos. No cuestiono que reduzca o no el paro, lo que realmente me preocupa es que los peor amparados paguen una vez más las consecuencias de la crisis del sistema. Digo esto, porque en realidad esta medida no hace que se reactive la economía, ni crea empleo, ni genera riqueza y por lo tanto no ayudarán a salir de la crisis. Además, sigue con la filosofía de abaratar la contratación, cuando en realidad el problema de fondo es que las empresas no necesitan trabajadores ante la reducción de la actividad. Es más, puede que esto de pie a que el conjunto de personas que hasta ahora han sido "mileuristas" se les apliquen una reducción de jornada y pasen a este nuevo modelo.

Igualmente, se sigue manteniendo la cultura de que “cada uno se las arregle como pueda”, y en una situación “delicada” como la que vivimos, empresarios y patronal se suman a este órdago que precariza aún más las relaciones laborales. Tenemos que hacer esfuerzos conjuntos para salir de la crisis, pero también debemos hacer una reflexión sobre las brutales consecuencias que estamos aconteciendo. Pero con ello, no quiere decir que ésta caiga con todo el peso sobre las capas más desfavorecidas, por lo que no podemos permitir un retroceso en los derechos sociales. Con los miniempleos lo que se conseguirá es que parte de la población sea más pobre, obligando a aceptar ese contrato o a perder las prestaciones, y con ello, que aumente la sangrante brecha de la desigualdad social.

¿Realmente se merece estas condiciones la generación mejor preparada?;
Un buen tema para el debate.


Jesús Goñi.
Esbozos de mi realidad

domingo, 11 de diciembre de 2011

EDUCACIÓN Y SANIDAD PÚBLICA, ALGO INCUESTIONABLE. Los principios

El concepto Estado democrático va íntimamente unido a un amplio reconocimiento de derechos. Democracia sin éstos, es una falacia, la misma que la relación inversa, amplio reconocimiento de derechos sin democracia. Los derechos que van vinculados a la democracia, tienen que ser aquellos que realiza a la persona en clave de dignidad. Por ello los dos conceptos son ideas evolutivas, íntimamente ligados a lo que en cada momento se entienda por dignidad como cualidad constructiva de la persona, y son tanto derechos como democracia términos acumulativos, es decir, se suman a los anteriores. El concepto de generación de derechos es la herramienta dogmática para aglutinarlos en cada momento participan de la misma idea de dignidad del hombre. Dentro de los derechos llamados sociales, podemos distinguir dos subgrupos:

Por un lado, aquellos que están directamente vinculados al sistema productivo que los originan (capitalista, liberal). Por otro lado, aquellos otros también amparados bajo el calificativo social y vinculado a ese sistema pero no tan estrechamente ligados a él, pero necesarios y que tienen una proyección más generalizada al bienestar de la  ciudadanía. Dentro de éstos segundos podemos encontrar el derecho a la educación pública que surge, no por un altruismo del Estado, sino como consecuencia de los efectos económicos adversos.                                                                                        

El derecho a la enseñanza surge de los grandes centros de producción en la primera fase de la revolución industrial. Inicialmente fueron los empresarios los que asumieron el coste de instruir a sus trabajadores, dado el alto porcentaje de mano de obra iletrada. El objetivo inmediato que se perseguía era como mínimo saber leer para conocer el funcionamiento de las máquinas, a la vez se impartía un curso paralelo sobre salubridad que más tarde se traduciría en el derecho a la sanidad pública. Generalmente en esta etapa industrial, la mano de obra provenía del medio rural. Con ello surgió un alojamiento masivo de familias en el ámbito urbano, que como consecuencia de esa fuerte sobrepoblación derivaron en problemas sanitarios. A partir de esta nueva situación comienzan a plantearse soluciones colectivas, trasladándose este éxito o conveniencia empresarial a lo largo de la historia al Estado,

Con el concepto clásico de democracia, el marco constitucional se apertura en manos de acoger a ese sector más representativo de la población, “el pueblo llano”. Esta capa social se va asentando y materializando al hilo del modelo productivo de manos de asociaciones que hoy conocemos con el nombre de partidos políticos y sindicatos. Aquellos partidos más susceptibles con respecto a efectos adversos, irán a la cabeza del reconocimiento de ventajas que hoy se leen como derechos, que hemos puesto el adjetivo de sociales pero que son derechos de reequilibrio entre las dos partes contratantes de la relación laboral.

Después de tantas décadas de continuos progresos colectivos y construcción del Estado de bienestar, no debemos permitir que sean esos agentes sociales, los que nos priven de estos derechos. Como bien decía José Martí "Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan". Pues bien, esperemos que las mayorías absolutas de estos partidos, que son los que bien o mal, mejor o peor representan a la ciudadanía, no atenten contra nosotros.


Jesús Goñi.
Esbozos de mi realidad

viernes, 2 de diciembre de 2011

3en1: CRISIS ECONÓMICA, SOCIAL Y POLÍTICA

¿De dónde vienes?, Manzanas traigo, este dicho popular resume bastante bien la forma de hacer política a la que nos tiene acostumbrados el señor Ignacio Diego y su camarilla. Pues bien, cuando se les habla de políticas sociales responden: los anteriores lo hicieron peor, si es de desempleo: los anteriores lo hicieron peor y si se trata cualquier otra materia, ¿Cómo no?, los anteriores lo hicieron peor, eso sí, en otro tono para no dudar de sus aptitudes. Pues bien, después de 6 meses sin pena ni gloria, pasan los días y el ejecutivo cántabro parece vivir en un anacronismo en el cual se encuentran divididos cuerpo y alma como teorizaban los filósofos.

Lo que está claro es en donde se sitúa el cuerpo, en el sillón del parlamento cántabro, como un ser inerte que carece de vida y que no es consciente de la realidad socioeconómica y por supuesto, tampoco política del momento. Sin embargo, lo que está por dilucidar en este caso es en qué lugar de nuestra querida autonomía, si es que verdaderamente reside en Cantabria, se encuentra esa parte llamada alma, como dice la expresión, ¿Donde andará? Puede que bien esté todavía en el 22 de Mayo, como rescoldos perennes de una resaca postelectoral, también es posible que se encuentre contemplando el mundo de las ideas o sino como muchas veces evidenciamos, está inmersa en el rol de oposición. ¿Hasta cuando? ¿Cuándo van a comenzar a gobernar y dejar de echar balones fuera?

Hoy era noticia que la infortunada cifra de 1696 personas se han sumado a la lista de desempleados, lo que supone un incremento de 3,63 puntos porcentuales respecto al pasado mes de octubre y un 12,5% más que en Noviembre del 2010, es decir, hace un año. Resulta paradójico como poco, ver recientemente en las vallas publicitarias, televisión etc., el eslogan del partido popular que aireaba a los cuatro vientos “lo primero el empleo”. Esperemos que no se quede en un mero merchandising y venta de humo, como el evento con el que compraron la ilusión de algunos pocos “los cien días para cambiar Cantabria”, ellos fueron los responsables de ese vilipendio.

Todavía recuerdo las declaraciones del vicesecretario de comunicación del PP, Esteban González Pons quien hacía un brindis al sol expresando la necesidad de tener de presidente a Ignacio Diego como máximo garante de que llegase el AVE a Cantabria. Días después de las elecciones esta “prioridad” descendía en la escala de preferencias. Éste especulaba en torno a que el próximo presidente de España iba a ser Mariano Rajoy, y por ello era necesario situar al de Astillero en lugar del de Polaciones al frente del ejecutivo cántabro. El mismo señor Diego, que abría un nuevo frente, esta vez conjeturando sobre la viabilidad de Valdecilla, quien reiteraba una y otra vez que con el señor Rajoy estaba asegurado. Pues bien, ha tenido lugar la primera reunión de este último con los presidentes de las comunidades presididas por el PP, la cual para Diego ha sido simplemente un mero paseo, ya que ha venido con las manos vacías, por no decir los bolsillos…

Sobre el tema presupuestos, ¿En que cabeza cabe hablar de 100, después de 200, luego de 250 y seguidamente de 300 millones de euros de agujero en las arcas públicas en escasas horas de diferencia?. Si ya esta situación que presento suena poco creíble tal como han acontecido los sucesos, ¿Qué credibilidad política tiene hablar de una cifra, la que sea, y no reflejarlo en los presupuestos? Además ya no es un problema solamente de credibilidad, sino que se une el de legitimidad y conciencia política. Mal comparado es como si una persona decide alicatar bien sea una cocina o el baño de su casa. Dada la situación, la empresa pertinente ofrece al consumidor la quita del IVA a cambio de no entregarle factura para cobrarlo en B y así no declararlo. El usuario acepta, pero pasados tres meses las baldosas se están cayendo. ¿Ante quién recurre si no tiene un documento que refleje quién y por cuanto le hizo esa obra? En este caso es similar, ¿Cómo se garantiza si son 100, 50 ó 300 si no está reflejado en dichos presupuestos?

Por todo esto, le insto y ruego Ignacio Diego, por el bien de Cantabria, que es en donde le han votado que no se le olvide nunca, que se cuelgue ya de una vez los galones de presidente, deje de depurar responsabilidades y actúe. Abandere si es que puede, nada más y nada menos que lo que se comprometió con los cántabros: empleo, empleo y más empleo decían, pues por favor empiecen ya. Que así sea, porque sino se convertirá sin ánimo de ofender, en el señor Pinacho del Partido Populista. Por último darle mi opinión sobre las mayorías absolutas ya que tienden peligrosamente a convertirse en mayorías absolutistas. Así que esperemos que no sea tiempo del llamado rodillo político, y si del consenso social y el intelectualismo moral, como virtud y principios de un buen gobierno.


Jesús Goñi.
Esbozos de mi realidad